Morelia, Michoacán
Es la fiesta grande de Morelia, la conjunción de la fe y la devoción con la convivencia familiar y el esparcimiento, los festejos en honor a la Virgen de Guadalupe culminan este miércoles 12 de diciembre para más de mil comerciantes populares reunidos al amor de la Morena del Tepeyac.
Desde temprana hora, decenas de vendedores se afanan en la preparación de su mercancía: faldas, blusas, rebozos, trenzas de estambre, collares y mandiles, para quienes se caracterizan como huares o como Juan Diego; pizza, de pepperoni o hawaiana; tamales rojos, verdes y dulces; pambazos y enchiladas a las que no les puede faltar su pieza de pollito; atoles calentitos y café de olla, para contrarrestar el frío; algunos juegos para los que hoy se sienten con suerte; regalos y novedades para satisfacer la curiosidad de los niños; velas, veladoras y milagritos, para acompañar los rezos, y, por supuesto, las tradicionales cañas y cacahuetes bien tostados, son todos parte de la variedad que se encuentra en el también llamado Cañafest.
“Estamos vendiendo más o menos, la verdad es que la venta está un poquito baja porque es muy temprano pero esperamos que pronto llegue más gente”, señala Isabel, oferente de tamales y atole calentito.
Detalla que por más de 20 años, primero su mamá, luego ella, han acudido a las inmediaciones del Santuario Guadalupano en busca de ingresos con la venta de sus productos a los fieles, que encuentran en los tamales esponjosos y suaves y el atole de tersa textura un alivio al frío y a sus esfuerzos por llegar a ver a la Virgen de Guadalupe.
“Llegamos desde el 9 de diciembre, nos quedamos hasta hoy, pero casi no hemos vendido nada, las ventas están muy bajas, yo creo que es porque la gente no tiene mucho dinero”, agrega Martha, quien, en compañía de su familia, ofrece los implementos necesarios para que los devotos se caractericen de guare o de Juan Diego.
Desde 500 pesos es posible adquirir el atavío necesario de guare o Juan Diego, pero para aquellos que desean agregar más detalle el costo se puede elevar hasta tres mil pesos.
Al paso de los fieles y devotos de las peregrinaciones, de los penitentes y de los paseantes desde la calzada de San Diego, sobre las plazas Jardín Morelos y Jardín Azteca, hasta los pies de la Morena del Tepeyac, decenas de comerciantes populares hacen chirriar los fogones, las sartenes, los comales con las delicias que preparan, ofrecen coloridas mercancías, bolsas, mochilas, juguetes, pero también bufandas y gorros para paliar las bajas temperaturas ambientales.
Es la fiesta grande de Morelia, la que reúne en un solo espacio, en un solo momento, la fe y la devoción con las ganas de salir a divertirse y disfrutar con la familia o con los amigos, que este 12 de diciembre llega a su fin.