Así, defino el proceso de inscripción de aspirantes a jueces y magistrados, propuesto por el ejecutivo y aprobado por el legislativo en esta administración.

Con la frase de qué mayor democracia que permitir que el pueblo elija a sus jueces y magistrados, se le hace creer a la gente que tienen plena libertad de escogerlos, sin embargo, es lo que llamaría una democracia dirigida, debido a que de los, (curiosa y de comportamiento exponencial) más de 49,000 aspirantes registrados, los comités de evaluación del poder ejecutivo, legislativo y judicial, seleccionarán, seguramente los más afines y entonces en una elección, el siguiente año, le darán la opción al pueblo bueno y sabio, de que escoja y democráticamente elija alguno de los que ellos les dan opción para elegir.

Esa democracia es una impostura, una simulación, saben que es una mentira, que aparenta ser verdad.

En un proceso de inscripción, por lo menos raro en su tendencia, ya que los primeros 16 días no se habían logrado ni 5000 aspirantes a estos cargos, sin embargo, en un acto desesperado, se procedió a la movilización.

Con claros indicios de acarreo de aspirantes, se habilitó la maquinaria oficialista para incentivar en el mejor de los casos, a que se inscribieran aspirantes porque se necesitaba llenar el número, curiosa la tendencia, porque en 16 días se inscribieron menos de 5000 y en los últimos 4 más de 44,000.

Una teoría, es que los mexicanos dejamos todo para el final y eso explicaría, por qué en los últimos cuatro días hubo este incremento tan poco explicable.

Otra teoría, es que el registro iba tan bajo, que podríamos hacer válidos esos audios de diputados morenistas pidiéndole a la gente que se inscribiera y que ellos impulsarían su candidatura para jueces o magistrados, lo cual aceleró el proceso.

Seguramente hay más teorías, sin embargo, no puedo dejar pasar que en 16 días se inscribió aproximadamente el 10% de los aspirantes y en 4 días el 90% restante.

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, lo que esperaríamos, es que para que mejorara la justicia, uno de los requisitos es contar con jueces que tengan experiencia, por lo menos para no revictimizar y no que sean unos improvisados, algunos acarreados y palomeados sólo para ocupar el cargo y no para mejorar la impartición de justicia.

Lo mínimo que puedo decir, es que el proceso inició desaseado y como algunos dirían, “trash in, trash out” (basura entra, basura sale), no me queda claro cómo se acabará la corrupción en el Poder Judicial, cuando veo tintes de tráfico de influencias y por lo menos acarreo y eso también es corrupción, “no somos iguales”, decían.

“… la presidenta, sigue diferenciándose de la línea del antecesor, con una respuesta contundente a Trump, por lo menos en los dichos, fue más firme que el de Macuspana, veremos en los hechos…”

¡Es tiempo de los ciudadanos! …. pero no de los acarreados!!!

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