Bloque Negro
La escalada de violencia registrada en el país en los últimos dos meses obedece a la salida y entrada del Gobierno Federal, a río revuelto, los grupos criminales también hacen relevos e intentan ganar nuevos territorios, eliminar a sus adversarios y generar reacomodos.
Cada cambio gubernamental es así, a pesar de que México vivió con López Obrador el sexenio más violento y sangriento de la historia, los últimos eventos violentos, la masacre en un bar en Querétaro, el asesinato de un periodista en Michoacán, un alcalde en Guerrero y la ola de violencia en Sinaloa, por mencionar algunos, han conmocionado al país.
De entrada, el manejo mediático de la crisis en materia de seguridad es mejor ahora, dando a conocer cifras de resultados que buscan contrarrestar la percepción negativa en la materia.
El despliegue operativo por parte de la Federación en coordinación con las corporaciones estatales tiene como objetivo contener la contingencia, da un mensaje de autoridad, pero, aunque injustificada, la ola violenta es inherente al cambio.
Habrá que esperar las medidas que aplicará Estados Unidos para presionar al gobierno mexicano para combatir a los grupos criminales, así como las acciones que pretendan desarrollar en territorio nacional en caso de que Claudia Sheinbaum desee generar un trabajo binacional en contra de los carteles.
En todo sexenio, el primer año es una curva de aprendizaje, desgraciadamente, este país no está para soportar más que las matanzas continúen.
Asesinatos, secuestros, cobros de piso, desaparición forzada, trata de blancas, compra-venta de armas y drogas, feminicidios, asaltos con lujo de violencia que incluyen muerte, víctimas que pierden la vida como daño colateral y delincuentes que deberían estar tras las rejas y no en un bar a las 9 de la noche, son el pan de cada día; el alimento para las estadísticas y los titulares que ya hasta desapercibidos pasan con una triste e indolente costumbre. Se ha perdido la capacidad de asombro en tanto no surja un evento más cruel y sangriento que el anterior.
La autora es periodista, criminóloga y estratega en comunicación.