Morelia, Michoacán
El Desfile de Catrinas y Catrines que tuvo lugar anoche 01 de noviembre para celebrar el Día de Muertos fue, de nuevo, un suceso extraordinario y mágico que nunca olvidaremos. La ciudad se muere y renace en una orgía tenebrosa de miedo, sustos, belleza, tradición, misticismo y amor. Y el pueblo en la calle orgulloso y sediento ante tanta sangre.
En el desfile, organizado por las autoridades municipales de Morelia, participaron unos 30 contingentes y unos 3 mil modelos, pero aquí los números importan poco.
Luego del paso de varios vehículos automotores, bellamente engalanados, empezó el verdadero desfile de catrinas: diosas, odaliscas, pitonisas, brujas, reinas, princesas… para darle paso, al rato, a numerosos niños vestidos de charros o caracterizados con la mariposa monarca.
Sorprendió, de nuevo, el enorme poder de convocatoria del desfile que todo esperan en el año. Las catrinas y catrines se pasearon dueños del mundo por la avenida Madero hasta llegar a la calle Abasolo, continuar por Allende y concluir en la Plaza Valladolid.
Juntos se vio a los alumnos de universidades importantes del estado como la Montrer, la Latina de América y la Udem, quienes compartieron espacios con varias preparatorias como la Prefeco, la cual se lució con un desfile de trajes de época que resultó señorial.
Aunque hay mucho más: por este camino de la muerte y la fascinación pasearon varios institutos de belleza, las atrevidas mujeres de la danza árabe y una primaria que sorprendió a todos con una banda de guerra, marcial e impecable en el tamboreo y la trompeta.
En breves intervalos vimos también bastones, mariposas y arcos de luces, al menos dos grupos de mariachis y uno tradicional, jinetes dueños de los espacios y las alturas, banderas de varios países, mascotas, iguanas y hasta viejitos de la danza inmemorial.
El desfile duró apenas una hora y hubiéramos querido más, pese a que no todas las costuras estuvieron bien apretadas. Por momentos, faltó fluidez, y los diseños artísticos de las catrines, hermosas, tremendas, deslumbrantes, tan comunes en los maestros de maquillaje, no gobernaron en el evento, entregado a caracterizaciones más sencillas y funcionales.