“Violentas Mariposas”, dirigida por Adolfo Dávila, es una cruda exploración del caos que surge cuando el sistema de justicia falla. La cinta, en competencia de Largometraje Mexicano en la edición 22 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), mezcla idealismos anarquistas, protestas callejeras, y una profunda crítica al abuso de poder, todo envuelto en una narrativa que combina el punk y el arte urbano como expresiones de rebeldía y desesperación.

La historia sigue a Víctor, un joven estudiante de Filosofía que vive en duelo tras el asesinato de su padre, un periodista víctima de la violencia. La justicia parece una promesa vacía, y la ausencia de esta abre paso a la venganza como único consuelo.

“Cuando la justicia está ausente, la venganza es un acto de fe”, es una de las líneas que marca el tono de la película.

El telón de fondo son las calles de una ciudad sin ley, donde pintas y grafitis narran la frustración de quienes exigen libertad. En medio de las marchas y los gritos de resistencia, Víctor conoce a Eva, una abogada y cantante de punk, cuyo personaje se ve envuelto en la lucha social y también en su propia batalla contra los abusos de poder. Eva, defensora de mujeres violentadas, enfrenta un proceso desgastante tras ser violada por tres policías corruptos, una representación clara de lo podrido del sistema judicial.

A lo largo de la película, Dávila traza un paralelismo entre el duelo personal de Víctor y la lucha colectiva de una sociedad que ha perdido la fe en sus instituciones. Las secuencias son frenéticas, con la energía del punk sirviendo de catarsis para los personajes, mientras que los grafitis y las pintas en las paredes expresan una rabia contenida que busca estallar, como una bomba a punto de detonar.

“Violentas Mariposas” es un relato sobre la herida constante que deja la injusticia, una herida que no deja de sangrar. Con una fotografía que captura la desolación urbana y una banda sonora cargada de furia, la película se convierte en una crítica punzante hacia los procesos legales desgastantes y la corrupción de quienes deberían proteger a la sociedad.

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