Según informes de prensa, el legendario Fernando “Toro” Valenzuela murió el martes en un hospital de Los Ángeles, en California, a los 63 años, lo que deja a México sin uno de sus tres deportistas más grandes en la historia.

Con su mítico lanzamiento de tirabuzón, que acompañó con una recta poderosa y una curva con veneno, Valenzuela fue héroe de la victoria de Los Ángeles Dodgers sobre los New York Yankees en la Serie Mundial de 1981 en la que ganó el premio Cy Young, al mejor lanzador de la temporada y el trofeo de novato del año.

Nacido en noviembre de 1960 en Etchohuaquila, Sonora, el Toro firmó a los 19 años con los Dodgers equipo con el que ganó ocho juegos seguidos y provocó un estremecimiento en México, donde a la hora de cada partido de los Dodgers sus compatriotas que lo detenían todo para verlo, con su elegante estilo de mirada al cielo antes de cada lanzamiento.

La Fernandomanía le llamaron a aquel fenómeno de masas, que llegó a su máxima expresión cuando el mexicano brilló en la Serie Mundial.

Hombre de pueblo, humilde, pero con una personalidad con la que intimidó a sus rivales, Valenzuela logró otras proezas, entre ellas la del 29 de junio de 1990 cuando le lanzó un cero hit, cero carrera, a los Cardenales de San Luis, con siete ponches propinados.

En 17 temporadas en Ligas Mayores, Valenzuela ganó 173 juegos con 153 derrotas y un promedio de efectividad de 3.54 carreras limpias permitidas por juego, con dos mil 74 ponches.

Las hazañas de Fernando sólo son comparadas en el deporte profesional de México con las del goleador Hugo Sánchez, con cinco premios Pichichi en el fútbol de España, y el boxeador Julio César Chávez, campeón mundial en tres divisiones, quien ganó sus primeras 87 peleas.

Nacidos en un plazo de cuatro años, Hugo en 1958, Valenzuela en 1960 y Chávez en 1962 pusieron a México en lo más alto del deporte mundial y entre ellos tuvieron una amistad que no entendió de comparaciones.

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