La nueva estrategia que implementará Omar García Harfuch en su calidad de titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, en la cual los abrazos a delincuentes serán sustituidos por la próxima creación de la Subsecretaría de Inteligencia e Investigación Policial promete mucho.

Con un promedio diario de 80 homicidios desde que la presidenta Claudia Sheinbaum tomó el cargo, la tarea en materia de combate a la delincuencia para este gobierno, no será nada fácil.

La coordinación interinstitucional de los tres niveles de gobierno planteada en el cuarto eje de dicha estrategia, ha sido la clave de paz durante los últimos dos sexenios en el estado de Coahuila, por lo que la iniciativa, de concretarse a nivel nacional, podría revertir a mediano plazo, el rango de acción de los grupos delincuenciales.

En una columna previa llamada “El fuerte en el norte”, di cuenta de cómo sí se puede lograr mantener a raya a la delincuencia con una inteligencia y estrategia superior, elementos fuertemente armados, equipados y capacitados, incorruptibles que a punta bala han neutralizado a células delictivas que han intentado ingresar a suelo coahuilense.

Pero eso no ocurrió de la noche a la mañana, la paz costó sangre, enfrentamiento tras enfrentamiento hasta que se reestableció el Estado de Derecho, con toques de queda, retenes y cateos, por lo que la población deberá estar consciente y lista para cooperar en la reconstrucción del país.

Los estados de Guanajuato, Baja California, Chihuahua, Guerrero, Jalisco y Sinaloa son prioritarios para el actual gobierno federal que reconoció los focos rojos existentes al mismo tiempo que dio a conocer las acciones encaminadas a pacificar el país que alcanzó un ápex en inseguridad jamás visto en la historia de México.

Sin duda, la prevención es fundamental para revertir la incidencia criminal, pero no debemos olvidar que para que cualquier política pública sea calificada como realmente eficaz, se deben medir sus resultados 20 años después, así que lo que se haga hoy, –dejando de lado lo que se hizo bien o mal en el pasado— es de suma importancia para las generaciones por venir.

La estructura social y familiar de las y los jóvenes debe ser fortalecidas para que de forma transversal se impulse a esta nueva generación a alcanzar una superación integral, con igualdad y equidad, pero sin paternalismos que provoquen el ocio, que es el peor de los vicios y enemigo del progreso.

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