Fotos: Fátima Paz

Sobre la calle Ignacio Camargo, en la colonia Agustín Arriaga Rivera, María* lleva a cabo la limpieza de la calle, luego de las inundaciones y encharcamientos que experimentó por el desfogue de la presa de Cointzio.

A las puertas de su casa, siguen los costales con que buscó evitar que el agua ingresara a su domicilio, mientras sobre el arroyo vehicular aún se observa un poco de basura y tierra arrastradas por el agua.

En comparación con otras calles, Ignacio Camargo parece menos afectada por el agua, la basura, el mal olor y los moscos.

Sin embargo, preocupa a los vecinos el riesgo de contaminación de sus aljibes y cisternas, la propagación de enfermedades y la ausencia de autoridades para ayudar en la limpieza.

“Hasta ahora, nadie ha venido a vernos, no sé si en otros sitios sí, pero aquí no, nadie, estamos limpiando solos, con lo que tenemos, porque ni una bendita botella con cloro nos han traído”, expresa María.

Aunque por su ubicación su vivienda no enfrentó el ingreso del agua, María refiere que su calle fue intransitable, un fenómeno que en 15 años no había enfrentado.

“Dicen que esto ya ha pasado, pero a mí no me había tocado, es la primera vez que yo veo cómo todo se inunda, las casas están llenas de agua y no se puede entrar o salir, porque en los años anteriores había tenido que salir de la ciudad en estas fechas”, indica.

Calles abajo, sobre Nicolás Zapata, trabajadores municipales se enfocan en el retiro de tierra y maleza, así como la colocación de cal en los puntos que sufrieron inundaciones y encharcamientos.

Desde temprana hora del miércoles, brigadas de personal local se afanan en la extracción de basura y vegetación en los márgenes de los drenes, así como el encalado, para buscar prevenir enfermedades.

A la par, camiones recolectores de residuos sólidos recorren las calles para llevarse las bolsas, los botes y los costales llenos de basura que salen de las viviendas.

Si bien el mosco vector del dengue, Aedes aegypti, no se desarrolla en las aguas negras y grises, se detectan sobre las calles nubes de mosquitos.

A pesar del retiro del agua, persiste en las calles el olor desagradable de las aguas sucias, que en las viviendas las familias buscan erradicar a punta de cloro, limpiapisos y muchas cubetas con agua.

“¿Cree que eso sea suficiente, que con eso ya queden bien las calles?”, expresa María*.

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