Morelia, Michoacán
En el centro de Morelia existe un lugar donde el tiempo parece detenerse, donde los recuerdos de toda una vida se entrelazan con la soledad y el abandono. Se trata de “El Cristo Abandonado”, un albergue que, desde hace más de 35 años, se ha dedicado a brindar un refugio a las personas mayores.
Beatriz Porras Ornelas, subdirectora de la institución, es quien lleva la batuta de esta noble causa, enfrentando día a día los retos de mantener a flote un hogar que no cuenta con el respaldo gubernamental.
“Actualmente, nuestra institución es un 90 por ciento asilo. Recibimos personas mayores de 60 años que se encuentran en situación de calle o abandono. Algunos tienen familiares, pero no pueden cuidarlos por falta de tiempo y nos los traen aquí,” explica Beatriz mientras recorre los pasillos del albergue, donde residen 50 abuelos.
A pesar de los años de servicio, las necesidades son apremiantes. El albergue se sostiene únicamente de la caridad pública, y los desafíos económicos son constantes. “Lo que más necesitamos es despensa básica, artículos de limpieza personal, pañales, toallitas húmedas, y productos para mantener la institución. Pero lo que más necesitan nuestros abuelitos es el apoyo de la sociedad. Una visita, un abrazo, un minuto de su tiempo, puede cambiar completamente su día,” comenta Beatriz con la voz teñida de emoción.
La pandemia golpeó con fuerza al Cristo Abandonado. Los donativos disminuyeron drásticamente, pero los gastos siguieron acumulándose. Mantener a cada residente cuesta alrededor de cinco mil pesos mensuales, un monto que cubre alimentación, asistencia, medicamentos y otros cuidados esenciales.
“Casi todos nuestros abuelitos tienen enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión o demencia senil, lo que aumenta aún más los costos,” detalla Beatriz.
A pesar de la labor titánica que realiza el equipo del albergue, la ayuda institucional es mínima. “No contamos con el apoyo del DIF ni de ninguna dependencia de gobierno en este momento. Aunque hemos colaborado en el pasado, ahora estamos solos,” afirma la subdirectora.
Agosto es el mes del adulto mayor, y Beatriz hace un llamado urgente a la comunidad. “Invitamos a las personas a que vengan a conocer nuestras instalaciones y, sobre todo, a convivir con nuestros abuelitos. Ellos ya dieron su vida por la sociedad, no merecen ser olvidados.”
El Cristo Abandonado es un testimonio de la solidaridad y la compasión en una sociedad que a menudo olvida a los más vulnerables. Con la ayuda de la comunidad, este refugio ha logrado mantenerse en pie durante más de tres décadas, pero su futuro depende de que más corazones generosos se sumen a esta causa. “Nuestros abuelitos no deberían estar solos. Cualquier apoyo, por pequeño que sea, puede hacer una gran diferencia en sus vidas,” concluye Beatriz, con la esperanza de que su llamado no caiga en oídos sordos.
Cualquier apoyo se puede donar directamente al albergue que se ubica en avenida Ocampo, en la colonia Juárez de Morelia. El teléfono de atención es 443 312 6649.