Como es sabido, en la época de mayor esplendor de la democracia en Grecia se celebraban unos juegos olímpicos antiguos, antecesores de las actuales olimpiadas, que reunían en la ciudad de Olimpia a miles de ciudadanos, pero en los que no podían tomar parte las mujeres como deportistas ni tampoco como espectadoras.
Bueno, debemos advertir que no estamos formulando esta pregunta en plan de broma, ni para tratar de justificar, un poco. a ciertos fulanos que no les gusta “jugar agua" en esta época de invierno. El asunto es más serio de lo que parece, por lo menos eso piensas James Hamblin de 37 años, profesor de la escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale, y especialista en medicina preventiva, quien, ante el asombro de muchos, lleva 5 años sin meterse debajo de una regadera.
Mi amigo Paco es profesor de una escuela normalista y debido a la pandemia del covid-19 tiene que darle clases de manera virtual a muchos alumnos que cuentan con un soporte tecnológico para ello. Sin embargo, hay algunos muchachos, de bajos recursos, que no tienen en sus casas ni compu ni internet y solo poseen sus celulares y el deseo de usar sus datos móviles o acudir a un sitio Wi-Fi para conectarse a toda costa.
“Güey, ¡estoy salao!”, protestaba mi vecino Felipe, cada vez que se levantaba “enchilado” o “como agua para chocolate”, según doña Petronila, sin imaginar, por supuesto, que su alusión a la sal, acompañada de otras palabrotas, tiene una gran trascendencia.
No queremos ser negativos, pero lo cierto es que la complicada situación epidemiológica en Europa, el aumento de los casos de COVID-19 en el caótico escenario de los Estados Unidos y la imposición de nuevos confinamientos por parte de varios gobiernos, han obligado a muchos jóvenes a ingresar en las grandes ligas de los videojuegos.
No creo que nadie puede dudar que los mexicanos somos bien creativos a la hora de improvisar y hacer picadillo la lengua de Miguel de Cervantes. Y conste que no se trata solo de güey y de chafa, unas palabritas que a fuerza de sonar y sonar terminaron siendo aprobadas por los reales académicos de la lengua de Madrid y hasta ingresaron con derechos en los diccionarios más exigentes.