Fotos: Asaid Castro/ACG

En los semáforos de Morelia podemos ver a artistas de varios géneros y calibres que bailan, hacen piruetas, juegan con los malabares, se acuestan en un paño lleno de vidrios, devoran el fuego o hacen música como pueden.

Aquí, como parte de este mundillo, pero con una estrella propia, podemos encontrar a Anastasia Carrillo, protagonista de un singular show de aros en el crucero de Acueducto y la calzada de Ventura Puente.

Según una entrevista realizada por Asaid Castro, de la Agencia de Comunicación Gráfica (ACG), esta joven, oriunda de Morelia, lleva consigo su «camerino en la mochila», en el cual se pueden encontrar una botella de agua, tarjetas de presentación de su show de hula hoop, por si sale alguna contratación, y hasta una cajita de maquillaje para entrar en el personaje.

“A veces hay que lidiar con el morbo de las personas, pues, aunque es un juego de niños, como lo hace una mujer adulta, se cae en la sexualización del juguete”, comentó la artista.

Anastasia está consciente de los varios obstáculos que se le presentan día a día por ser una artista de calle, pero se empecina en querer dignificar este tipo de trabajo.

No le importan las malas opiniones que, al parecer, tiene el ciudadano común sobre los que «pesean» en los semáforos y se conforman con cooperaciones de 1, 2 o 3 pesos.

“A veces la gente me dice, ‘te va mejor que a mí’. Y yo les pregunto: ¿por qué me tendría que ir mal? Llego a las 7 de la mañana, y me ando yendo a las 12 o 1 con unos 400 pesos, pero después de estar bajo un sol que quema”, nos cuenta la artista.

Anastasia, quien es madre de una hija, asegura que, más allá de entretener a la gente, busca emocionar con sus aros, especialmente, a los niños que, tal vez, nunca han podido presenciar un acto de circo por las limitaciones económicas que sufren sus padres.

La artista, llena de talento y virtuosismo, fue estudiante de danza y música africana en la Ciudad de México y llegó al circo para cubrir los gastos de su estancia en esa ciudad. Aunque, este oficio, muy pronto, se convirtió en una verdadera pasión.

“A veces, te afecta mucho emocionalmente el semáforo porque una persona te puede destruir con un comentario absurdo. En ciertos días, son muchos los gritos hirientes que reciben las personas al semaforear”, advierte Anastasia.

Y añade:

“Yo no dejo de luchar para impresionar favorablemente a los automovilistas y cambiar la percepción que se tiene sobre los artistas callejeros. La gente sigue creyendo que, en vez de llevar el pan a casa, se utiliza el dinero para algún vicio”.

Anastasia Carrillo se despierta todos los días con la vara alta del optimismo clavada en su corazón, está decidida a salir adelante, y en su empeño no se anda con pequeñeces.

Vale la pena que nos fijemos más en los grandes personajes sin historia que transitan por Morelia.

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