Ciudad de México – Merck
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) en México representan un problema de salud significativo para la población en general. A pesar de que éstas se han asociado principalmente con los hombres, las estadísticas revelan que las mujeres tienen un 12% más de probabilidades de fallecer por una enfermedad del corazón que por cáncer de mama. Ante dicho panorama, resuena la urgencia de concientizar sobre los riesgos específicos en relación con las ECV, así como definir acciones efectivas de prevención y control.
Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), apuntan a que cada 5 minutos una mujer en México fallece debido a problemas cardiovasculares, donde 80% de estos casos pueden ser prevenibles. La dra. Alexandra Arias Mendoza, especialista en Cardiología Clínica del Centro Médico ABC, subraya que “las condiciones de genética o de nacimiento no se pueden corregir, sin embargo, los hábitos sí. Por tanto, es fundamental promover un estilo de vida saludable desde edades tempranas para reducir el riesgo de estas enfermedades”.
Por otra parte, la hipertensión arterial, conocida como “la enfermedad silenciosa”, se posiciona como uno de los factores de riesgo más relevantes en el desarrollo de enfermedades cardíacas debido a su capacidad para dañar los vasos sanguíneos y aumentar la carga sobre el corazón. Este aumento en la presión arterial puede provocar el estrechamiento de las arterias, dificultando el flujo sanguíneo y aumentando el riesgo de formación de coágulos, desencadenando eventos cardiovasculares graves como infartos.
Según la especialista Arias, “9 de cada 10 mujeres presentan más de tres factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. El infarto agudo al miocardio, es la condición que registra una mayor incidencia en los fallecimientos femeninos, resaltando así la urgencia de abordar los factores de riesgo asociados. A lo largo de la vida, las mujeres enfrentamos diversos desafíos que aumentan nuestra vulnerabilidad a esta enfermedad. Entre estos factores de riesgo se incluyen la menopausia prematura (antes de los 40 años), el tabaquismo, el sobrepeso y la obesidad, el consumo de alcohol, así como la exposición a la contaminación ambiental.”
Adoptar un estilo de vida saludable que incluya dejar de fumar, mantener una alimentación balanceada, limitar el consumo de azúcar y sal, así como realizar ejercicio físico de intensidad moderada durante al menos 150 minutos semanales son acciones fundamentales para promover una óptima salud cardiovascular. Además de estos hábitos, la supervisión regular de los niveles de colesterol y el control de enfermedades como la diabetes e hipertensión son cruciales.
Acudir a consulta de manera periódica con el especialista no solo permite la detección temprana de posibles problemas cardiovasculares, sino que también proporciona orientación sobre medidas preventivas específicas. La combinación de prevención, monitoreo regular y tratamiento adecuado constituye un enfoque esencial para reducir tanto la incidencia como el impacto de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres mexicanas.