Foto: Fátima Paz.

Entre lonas rojinegras y paquetes con víveres, se encuentran los empleados de Nacional Monte de Piedad, al pie de la sucursal ubicada en el Centro Histórico.

No están destinadas las botellas con agua, los sueros rehidratantes, las frituras y las tortas a saciar el hambre y la sed de quienes pasan ocho horas bajo el Sol y en el frío, apenas resguardados por una lona, sino a la venta al público, en busca del sustento de sus familias.

Y es que desde el pasado 15 de febrero comenzó la huelga de Nacional Monte de Piedad, que, a poco menos de cumplir un mes activa, se estima próxima a una resolución, sin certidumbre de una fecha precisa para ello.

Miguel Ángel Moya, auxiliar de depósito, ofrece, con algunas de sus compañeras, botellas con agua a los automovilistas y los paseantes, a 10 pesos por unidad. Porta sobre sus prendas un letrero donde pide el apoyo con la adquisición de sus mercancías, ante la ausencia del salario, para paliar las necesidades de las familias de los trabajadores.

“Así hemos sobrevivido, vendiendo botanas, aguas, cada grupo de trabajadores en cada sucursal, en todo el país, hacemos lo que podemos para sobrevivir”, explica.

En medio de las dificultades, se abre paso la solidaridad de los transeúntes que compran alguno de los artículos a la venta o de trabajadores jubilados que llevan comida y apoyos a los trabajadores en huelga.

“Agradecemos a quienes nos apoyan, nos traen de comer, si no fuera por ellos no sé en dónde estaríamos”, afirma.

Solo en Morelia, señala Miguel Ángel Moya, se tienen seis sucursales en huelga, con un total de hasta 65 empleados. La sucursal ubicada en el Centro Histórico esa más grande, al ser la matriz, con alrededor de 35 trabajadores; en todas las unidades, hay guardias permanentes.

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