Morelia, Michoacán
En las tierras de Pichátaro, un conflicto educativo ha suscitado tensiones entre la comunidad y el Sindicato de Empleados de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán (SEUIIM).
Los comuneros, lejos de buscar confrontaciones, expresan su preocupación por la prolongada ausencia de profesores en la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán (UIIM).
Su objetivo, sostienen, es entender las raíces del problema que afecta la educación de los jóvenes de su comunidad.

Las autoridades estatales han afirmado su compromiso de atender el problema de fondo, sin crear nuevas plazas docentes. Esto ha generado tensiones entre el sindicato y los comuneros, quienes abogan por mantener un diálogo abierto y no desestabilizar la institución.
A través de su director de Planeación, Programación y Presupuesto, David Daniel Romero Robles, la UIIM ha tratado de mediar en la situación, acción que ha recibido respaldo por parte de la comunidad.
“No estamos promoviendo la confrontación, ni tenemos la intención de generar ese clima de inestabilidad”, aclararon los comuneros de Pichátaro.
Su enfoque es claro: buscan que se mantenga la interlocución, tanto con el sindicato como con las autoridades, para entender por qué los estudiantes no han tenido clases en la sede Kananguio de la UIIM.

El Sindicato de Empleados de la UIIM ha acusado a la comunidad de retención ilegal y ha sostenido que se llevó a cabo un plantón afuera de la institución sin bloquear la circulación.
Esta situación ha generado tensiones adicionales entre las partes involucradas. El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, ha dejado en claro que no se crearán nuevas plazas para la UIIM ni para otras instituciones educativas del estado.
En una conferencia de prensa del pasado lunes, el mandatario estatal subrayó la necesidad de optimizar el uso de las plazas docentes existentes y mantener un equilibrio financiero.
El conflicto en la UIIM sigue siendo un tema en desarrollo en el que se cruzan preocupaciones por la educación, las finanzas y la estabilidad institucional. La comunidad de Pichátaro espera que se encuentren soluciones que garanticen la educación de calidad para los jóvenes indígenas, al mismo tiempo que se respeten los límites financieros del estado.