Fotos: ACG

Morelia, Michoacán

Una mañana soleada y calurosa de Morelia. La extravagante mezcla de aviones de la Fuerza Aérea, estudiantes adormilados, risueños funcionarios públicos y una horda de militares y policías, se preparaban para el Desfile Cívico Militar con motivo del 258 aniversario del natalicio de José María Morelos y Pavón.

Mientras las multitudes se agolpaban en la Calzada Fray Antonio de San Miguel y la avenida Acueducto en cruce con avenida Madero, los paraguas se alzaban como un mar de hongos ante el ardiente sol, creando un paisaje surrealista de colores y sombras.

Las familias, protegiéndose del calor y ansiosas por el paso de sus seres queridos, aguardaban con una mezcla de emoción y desesperación. Momentos efímeros de patriotismo afloraban mientras veían desfilar a sus pequeños retoños con uniformes impecables y zapatos bien boleados.

Horas interminables se sucedían mientras las personas desfilaban, algunos con rostros de hastío, otros con sonrisas forzadas de felicidad.

La verdadera sorpresa llegó cuando los aviones, como aves migratorias en formación, surcaron los cielos despejados. Los ojos de los asistentes se alzaron al unísono, maravillados ante el espectáculo aéreo que se desarrollaba sobre sus cabezas, quizás preguntándose si estaban viendo una exhibición militar o una audición para un nuevo episodio de Top Gun.

Pero la fiesta moreliana no se limitaba al desfile formal. Mientras las bandas militares tocaban marchas patrióticas, las calles circundantes se llenaban de puestos de chácharas que competían en extravagancia.

Y así, entre el estruendo de los aviones y la excentricidad de los puestos callejeros, el 258 aniversario del natalicio de José María Morelos y Pavón quedó marcado en la memoria de los asistentes como un día donde la solemnidad se mezcló con el calor, el hastío y el patriotismo inyectado por él la historia que recuerda a Morelos como el héroe nacional e hijo pródigo de Valladolid, hoy Morelia.

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