Morelia, Michoacán

“Que el día que me muera, que valga la pena, que sea en cumplimiento de mi deber. Sería bonito morir dando ese servicio a la ciudadanía”.

El rostro de María de los Ángeles Favela destaca en el documental “Alguien tiene qué hacerlo”, que hoy presentó Alfonso Martínez, una producción casi cinematográfica que busca mostrar el lado humano de las mujeres y los hombres que buscan convertirse en la policía “más chingona” de México.

Favela es una de las comandantes de la Policía Morelia y es directora del Centro de Atención a Víctimas del municipio; pero antes, es hija y hermana y cuenta su historia, como otros tres o cuatro elementos entrevistados junto al comisionado de la corporación y al propio alcalde de la capital michoacana, haciendo un recuento de lo bueno y un poco menos, de lo menos.

Una historia de contrastes, es el lado de los policías contado por ellos mismos; desnudan el alma y las preocupaciones; le hablan a la cámara y sonríen, quizá olvidando un poco el guión, como Favela, cuando le preguntan si no tiene miedo a morir y ella responde que algún día todos lo haremos y entonces lo suelta, así nomás: “que el día que me muera, que valga la pena, que sea en cumplimiento de mi deber”.

Hasta su mirada se sorprende y más cuando luego agrega, “sería bonito morir dando ese servicio a la ciudadanía”. Algunos de los policías y cadetes presentes en la sala se movieron inquietos, otros sólo sonrieron.

Favela sale de su casa por las madrugadas, guarda al suave lomito y luego, desde el carro, se enalza telefónicamente con su madre, “hiciste pan”, le dije y la otra mujer le dice que sí; le pregunta por otra persona, su hermana al parecer, bromea con la progenitora a la que nunca le ha gustado que María de los Ángeles esté en la policía, pero bueno, ya casi se acostumbra.

En el intento de historias entrelazadas hay otros relatos, el del elemento que no pudo con el estrés y con otros problemas y encontró en el alcohol la respuesta. Ya lo dejó, ya no más, dice.

O Pablo Alarcón, el comisario, que quiere que su hijo salga al cine cuando sea adolescente y no se quede él preocupado en su casa, pensando si está o no bien.

“Lo han dado todo”, dice Alfonso cuando explica que el objetivo de este trabajo es humanizar la corporación por la que viene luchando en esta su segunda vuelta como alcalde, para que la gente vea a los hombres y las mujeres detrás de los uniformes, para que les crean, los respeten y confíen en ellos. Tarea nada fácil, acepta.

En la pantalla gigante de la sala dos, a donde fueron a parar cadetes y medios de comunicación, las imágenes no paraban. Las cámaras corporales, de cuyo uso es pionero Morelia en el estado, rompía un poco con el discurso; las persecusiones a todo lo que daban, las armas tipo escuadra apuntando, “bájate, quédate hijo de tal…” y las sirenas alterando los sentidos.

Es “el riesgo al que se enfrentan todos los días cuando salen a las calles a proteger a los morelianos”, dice Alfonso y revela que el objetivo es también rendir un homenaje a los policías de Morelia, de Michoacán y de México que sí hacen su trabajo.

“Son ciudadanos con uniforme que se la juegan cuidando la vida y la seguridad de todos los que habitan en la capital michoacana”, y destacó que en su administración se está trabajando en una policía en donde se acentúen los valores humanos y la dignidad.

“Son personas que tienen también sus familias, que tienen su vida y que más tarde se quitan su uniforme; que salen a hacer su trabajo, se enfrentan a las situaciones más complejas y arriesgan su vida todos los días por nosotros”, añadió un Martínez Alcázar contento, acompañado de la representación de la embajada colombiana y de María Elena Morera Mitre, presidenta de Causa Común, organizacion civil que busca construir ciudadanía en un acto que combata la impunidad, la corrupción y las malas prácticas de justicia.

Además, resaltó que gracias a los esfuerzos y trabajo realizado para recuperar la confianza de la Policía Morelia, ésta es actualmente de las pioneras en México por utilizar cámaras corporales con las cuales se puede ver el otro lado de la moneda y ponerse en los zapatos del policía.

Alfonso llevará este documental a donde quieran verlo, a donde pueda llevarlo, porque la buena estrategia empieza de abajo hacia arriba, porque los policías deben ser locales, porque la estrategia pide coordinación y exige el reconocimiento, porque los policías de Morelia “se la juegan todos los días”.

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