Morelia, Michoacán
Eduardo Herrejón, Leonel Orozco Ortiz, Moisés y Leonel Orozco Medina, Vianey Heredia Hernández, Guillermo Alejandro Ortiz Ruiz, Miguel Naranjo Calderón, Carla Guadalupe Buenrostro Rodríguez… sus familias y amigos les buscan, a algunos desde hace días o semanas, otras veces, por años, y hoy salen a las calles de Morelia para reclamar la intervención pronta y eficiente de las autoridades y cumplir al fin el sueño largamente anhelado: volver a abrazarlos.
El 30 de agosto es el Día del Detenido Desaparecido, y colectivos de familiares buscadores de personas desaparecidas se congregan en la plaza Jardín Morelos con pancartas, copias en papel bond, cartulinas, playeras y carteles con los rostros, nombres y datos de quienes están ausentes.
Hay al menos 4 mil personas desaparecidas en Michoacán, “a ojo de buen cubero”, porque en realidad no hay datos fiables y es muy elevada la proporción de casos que no son denunciados, así como de casos donde se detecta la pérdida de las carpetas de investigación, refiere Evangelina Contreras Ceja, madre de Tania, quien aún no ha sido localizada.

Por su parte, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) estima alrededor de 4 mil 500 personas, que se presume fueron víctimas de desaparición forzada o a manos de particulares.
En la plaza Jardín Morelos se concentran las familias y los colectivos de buscadores. La intención es recordar la exigencia a las autoridades de trabajar en los expedientes que se generen y que los desaparecidos vuelvan a sus hogares.

“Los casos de larga data están en el abandono, hoy algunas madres pusieron quejas ante la CEDH porque también las carpetas de investigación desaparecieron, y nada se hace para buscarlos, y los casos recientes, la Comisión Estatal para la Búsqueda de Personas Desaparecidas tiene mucho personal administrativo, de acomodo político, sin una especialización, que sí hace algunas llamadas y rastreo de cámaras de vídeovigilancia, pero más espera que pasen las primeras 72 horas para que lleven el caso ante la Fiscalía General del Estado (FGE), 72 horas que son fundamentales para una localización con vida y que se pierden en trámites”, explica Evangelina Contreras.
“Con 5 horas sentada en la FGE, al cabo de una semana notas que diario hay 3 o 4 personas que van buscando a alguien, pero hay días en que se juntan hasta 10”, agrega.

La CEDH reconoce esta deuda con los familiares de las personas desaparecidas y hace un exhorto a las autoridades a actuar.
El clamor es unánime: el contingente de familiares y colectivos buscadores de personas desaparecidas avanza sobre la avenida Acueducto, entre gritos y consignas.

“Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”, claman a una voz, mientras ingresan a la avenida Madero Oriente, en dirección al Palacio de Gobierno.
Antes de partir, se les une personal de la CEDH, donde destaca la ausencia (siempre destacan las ausencias) del titular, Marco Antonio Tinoco Álvarez, acompañados con rosas blancas y sosteniendo las pancartas que llevan las familias.

“Te buscamos”, claman, ante un pase de lista siempre incompleto, siempre creciente, la madre, la hija, el abuelo, el tío, la amiga, el hermano…
Contreras Ceja refiere que apenas hace un año se le permitió buscar a su hija y a muchos otros hijos en la entidad. Antes buscó en Apatzingán, donde no encontró nada, y en Tijuana. Ahora suma más de 30 búsquedas, que han permitido recuperar 9 restos óseos.

Nada dice la CEDH sobre las búsquedas, sólo tiene una queja, correspondiente a Arteaga, en el último año, y ninguna recomendación emitida.
A la altura de la fuente de Las Tarascas, el contingente decide ocupar los 4 carriles de la avenida Madero Oriente, que los policías que abren paso a la marcha no resguardan suficiente, lo que permite el ingreso de algunos motociclistas que quedan de cara a la manifestación.
“Señor, señora, no sea indiferente, se llevan a nuestros hijos en la cara de la gente”, claman los que llaman a Michoacán una “tierra de desaparecidos”.

Al aproximarse al primer cuadro, algunos manifestantes hacen pegas en edificios, como el Palacio Legislativo y el Palacio de Gobierno. “Te buscamos”, rezan los carteles.
No hubo incidencias con el tráfico local, hasta arribar a la calle Virrey de Mendoza, donde algunos automovilistas sonaron sus cláxon, para exigir el paso a pesar de la marcha.

Y los gritos de los que claman por sus familiares y amigos desaparecidos acallan por unos momentos la música que emana de un bar aledaño a la Catedral. Y el contingente llega al fin frente al Palacio de Gobierno, en cuyo frente se colocan las lonas y mantas que portan las familias y los colectivos buscadores.
Instaladas las lonas y mantas, inician la lectura de su posicionamiento, que inicia con la exigencia de “memoria, verdad y justicia” para las más de 4 mil personas desaparecidas en estado y sus familias, las víctimas indirectas, quienes reclaman la apatía y el silencio de autoridades y sociedad, que “son complicidad”.

En México reina la impunidad, con sólo 36 carpetas de investigación con sentencias. Y las familias a cargo de las labores de búsqueda, desde el rastreo de posibles sitios que esconden restos óseos o localización de personas con vida, hasta escarbar en la tierra e ingresar a penales para tratar de encontrar a sus seres queridos.
Tania Contreras Ceja, María Chávez Zavala, Daisy Guadalupe Pineda, Guadalupe Medina, Vanessa Uribe Calderón, Alfonso González López, Jonathan Armando Delgado Aguirre… te buscamos, responden los familiares, a una voz que las campanas de la Catedral no logran cubrir.

“No pararemos hasta encontrarte”, prometen los manifestantes, el padre, el hijo, la esposa, el abuelo, la hermana, la sobrina, la vecina, el amigo.

