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Gambito Social

Esta semana resonó ampliamente el posicionamiento que realizó el Lic. Alfredo Ramírez Bedolla, Gobernador de Michoacán de Ocampo, denunciando la existencia de actos de corrupción en la asignación de plazas docentes para los egresados de las escuelas normales. Con esa mirada, bien vale la pena escudriñar a fondo al menos estos once aspectos paralelos. Veamos:

  1. El huachicoleo del ingreso a las escuelas normales públicas michoacanas. Recordemos el escandaloso caso de Arteaga en 2020. Por 30 mil pesos se vendieron las claves y los corruptores hoy son estudiantes normalistas.
  • El huachicoleo político del normalismo, cuando se usa su capacidad de movilización para fines distintos a sus causas y reivindicaciones legítimas, generando mesas de negociación entre actores cupulares, de cuyos resolutivos se benefician muy poco o nada los integrantes de las comunidades normalistas.
  • La privatización de la educación normal y de la formación inicial docente en la entidad. Donde cada vez es mayor el costo de oportunidad de estudiar en una escuela normal pública y prefieren arribar desde una escuela privada, aún comprando la plaza.
  • El huachicoleo de la misión de las escuelas normales, donde algunos parecen beneficiarse de que se olviden su razón de existir y sus valores fundantes.
  • El huachicoleo curricular, porque su formación inicial no es actualizada, no es integral y no responde a los retos que entraña formar a las generaciones del mañana.
  • El de la imagen y reputación de las escuelas normales. ¿A quiénes beneficia enrarecer su notoriedad y de qué manera?
  • El del arropamiento socioeducativo de los normalistas. Los apoyos se quedan en el camino.
  • El de la desigualdad entre estudiantes normalistas. Es un hecho que hay normalistas de base y cúpulas, privilegiados y sometidos.
  • El de la asignación de adscripciones o espacios de trabajo. Entre impartir clases en una comunidad en Tepalcatepec y en la denominada “nueva Morelia” hay un mundo de diferencia. Por supuesto, hay quien capitaliza a su favor ese contraste.
  1. El huachicoleo de docentes de las escuelas normales. ¿Cómo se les adscribe ahí? ¿Tienen formación, competencias y vocación suficientes para formar integralmente a los jóvenes normalistas? ¿Llegan por oposición y por mérito o como premio político -sindical?
  1. El de la regulación y desarrollo organizacional de las escuelas normales públicas michoacanas. Hay beneficiarios del estado deplorable de inversión, infraestructura, equipamiento, mantenimiento y clima laboral de las instituciones de educación superior formadoras de docentes por antonomasia. ¿O no?


Esperemos se superen estos huachicoleos, abusos y mecanismos de corrupción a la brevedad para poder tener un normalismo digno, a la altura de los retos que plantea la situación y especialmente, la sociedad contemporánea en la entidad. Nuestras generaciones jóvenes merecen contar con los mejores profesionistas como los primeros garantes de sus derechos educativos. ¡Que así sea!

Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles

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