Foto: ACG

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Vaya semana, políticamente hablando, desde la validez del triunfo de Morena en las elecciones a gobernador, pasando por la designación del nuevo Gabinete en el estado, hasta la toma de posesión constitucional del morenista Alfredo Ramírez Bedolla.

Esas tres actividades se llevaron la semana dejando atrás un más que sobrio festejo de un aniversario más del natalicio de don José María Morelos y Pavón, sin el acto principal, en donde se es anhelado se dé un gran discurso, y sin desfile, ambos bajo el pretexto del Covid-19.

Y, bueno, en todo ello, no hay que dejar a un lado la salida de Silvano Aureoles Conejo como gobernador de Michoacán, quien se fue en medio de una serie de críticas por dejar, ya no la tradicional deuda, como sus antecesores, sino no cubrir mínimo pagos atrasados a trabajadores.

Del Gabinete del nuevo Gobierno de la entidad sólo hay que darle el beneficio de la duda, sobre todo a aquellos integrantes que arriban a la titularidad sin el mínimo perfil, adecuado por supuesto, algunos ni siquiera con experiencia en el ejercicio de la administración pública.

Además, entre esos nuevos secretarios y secretaria hay minoritarios casos que se pueden establecer con grandes vínculos con el gobernante en turno, lo cual, en parte, habla de que no todo es compadrazgo o amiguismo, aunque se puede visualizar que sí lo hay en la ex diputada.

Aquí sólo abordaremos, brevemente, los nombramientos en las áreas más importantes; Gobierno, Finanzas, Seguridad y Educación, esencialmente, cuyas titularidades recayeron en Carlos Torres Piña, Luis Navarro García, General José Alfredo Ortega y Yarabí Ávila González, respectivamente.

En la Secretaría de Gobierno se designó a Carlos Torres Piña, cuyo perfil resulta polémico, porque nunca ha estado en la administración pública, pero sí en cargos partidistas y de representación popular, aunque posee capacidad para dialogar, analizar y llegar a acuerdos.

En Finanzas está Luis Navarro García, a quien se esperaba más en el área de política de desarrollo económico en donde estaría como pez en el agua, pero no fue así, de ahí que se deduzca que con él se apostó más en la confianza y en su potencial más que en su escaso perfil.

En Seguridad todo indica que el General José Alfredo Ortega, quien seguramente viene con los brazos más que abiertos, no tiene prácticamente ninguna objeción para ocupar la titularidad del cargo, aun cuando no tenga la gran residencia en territorio michoacano.

En Educación, con dejos de extrañeza, está la ex legisladora local, que no cuenta en lo mínimo con el perfil para atender dos cuestiones esenciales, la relación con el magisterio e implementar una educación de calidad, lo cual podría hacer tropezar su indiscutible capacidad administrativa.

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