En Michoacán la coalición PAN-PRD-MC navegará sin mayores contratiempos y Ricardo Anaya Cortes será (es ya, en los hechos) un candidato presidencial sui géneris.

Esas dos seguridades nos dejó la visita ayer de Anaya Cortés a Morelia, donde se reunió con el gobernador Silvano Aureoles y luego asistió a un encuentro con cientos de militantes de los tres partidos, con sus respectivos dirigentes y legisladores locales y federales.

El gobernador y el candidato sellaron la alianza en Michoacán con sendos mensajes, vía las redes sociales, y luego lo hicieron los dirigentes estatales y algunos precandidatos a cargos legislativos y municipales que, implícita y explícitamente, aceptaron que el convenio de coalición es la mejor alternativa que tienen para ofrecer al electorado en 2018.

Las imágenes, en este caso, dijeron más que las palabras: en el encuentro de Anaya con las militancias ondearon juntas las banderas del PRD y del PAN.

Se hicieron uno solo bloque perredistas y panistas (y los emeceístas que hay) y por primera vez, en los cinco días que van de (pre) campaña, se hizo evidente, pública la simbiosis.

¿Raro? Alguno de los asistentes, de origen perredista, sentenció: “ya nos iremos acostumbrando a estar juntos”. Así son los ‘matrimonios’ cuando empiezan.

Por lo pronto la ruta está trazada: en Michoacán van juntos. Y para que no quedara duda, acompañaron a Anaya, por el PRD, su dirigente estatal Martin Garcia Avilés y los aspirantes al Senado de la República, Antonio García Conejo y Carlos Torres Piña; del PAN, José Manuel Hinojosa, Carlos Quintana, Miguel Ángel Villegas y el diputado federal Marko Cortés, gran amigo del candidato; y por el MC, Javier Paredes y Daniel Moncada.

El mensaje fue uno solo: la Coalición Por Michoacán al Frente es una realidad. Navegará sin mayores contratiempos.

¿Y el candidato? Ricardo Anaya, insistimos, parece más un conferencista. Y eso lo hace un personaje único, completamente distinto al moreno López Obrador y al priista José Antonio Meade.

En realidad, es muy distinto a cualquier candidato que se haya presentado en las ultimas cuatro elecciones presidenciales:

Anaya no arenga, expone y argumenta; no promete, explica sus promesas; no grita, platica como si estuviera en un aula y, a diferencia de López Obrador y Meade, tiene tal fluidez en el discurso que seduce y convence al auditorio por el convencimiento -precisamente- con el que habla.

Otro convencimiento: en los debates, cara a cara, con Meade y López Obrador, Ricardo Anaya sacará ventaja.

Y otra certeza más: la presentación de sus propuestas de gobierno frente a las de sus contrincantes, arrancará con ventaja también, pues Anaya las explica mejor y más fácil.

Aquí se queda… ¡aquí entre nos!

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